Autor: Rosa Luxemburgo.
Género: Ensayo.
Año: 1899
De qué va:
A primera vista, el título de esta obra puede resultar sorprendente: Reforma o revolución. ¿Puede la socialdemocracia estar en contra de las reformas? ¿Puede considerar como opuestos la revolución social, la transformación del orden establecido, su fin último, y las reformas sociales? Por supuesto que no. Para la socialdemocracia, la lucha cotidiana para conseguir instituciones democráticas y reformas sociales que mejoren, aun dentro del orden existente, la situación de los trabajadores constituye el único camino para orientar la lucha de clases proletaria y para trabajar por el fin último: la conquista del poder político y la abolición del sistema de trabajo asalariado. Para la socialdemocracia, existe un vínculo indisoluble entre reforma y revolución: la lucha por las reformas sociales es el medio, mientras que la lucha por la revolución social es el fin.
Eduard Bernstein fue el primero en contraponer estos dos aspectos del movimiento obrero, en sus artículos Problemas del socialismo, en Neue Zeit (1897-98), y especialmente en su libro Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia.Toda su teoría se reduce, en la práctica, al consejo de abandonar la revolución social, el fin último de la socialdemocracia, y convertir las reformas sociales, de medio de la lucha de clases en fin de la misma. El propio Bernstein ha formulado del modo más exacto e incisivo sus opiniones al escribir: "El objetivo último, sea cual sea, no es nada; el movimiento lo es todo".
Pero el fin último socialista es el único aspecto decisivo que diferencia al movimiento socialdemócrata de la democracia burguesa y del radicalismo burgués, es lo único que transforma el movimiento obrero, de chapuza inútil para salvar el orden capitalista en lucha de clases contra ese orden y para conseguir su abolición; de este modo, la cuestión reforma o revolución en el sentido bernsteiniano se convierte, para la socialdemocracia, en una cuestión de ser o no ser. Es preciso que todo el mundo en el partido vea con claridad que el debate con Bernstein y sus partidarios no es sobre una u otra forma de lucha, o sobre una u otra táctica, sino que está en juego la existencia misma del movimiento socialdemócrata.
En una consideración superficial de la teoría de Bernstein, esto puede parecer una exageración. ¿Acaso no habla Bernstein a cada paso de la socialdemocracia y de sus objetivos? ¿Acaso no repite de continuo y explícitamente que también él lucha, aunque de otra forma, por el objetivo último del socialismo? ¿A caso no señala con insistencia que acepta casi en su totalidad la actual práctica de la socialdemocracia? Todo esto es cierto, desde luego. Pero también lo es que, desde siempre, todo nuevo movimiento se basa, para elaborar su teoría y su política, en el movimiento precedente, aunque la esencia del nuevo esté en contradicción directa con la del antiguo. Todo nuevo movimiento comienza adaptándose a las formas que ha encontrado de antemano y habla el lenguaje que se hablaba antes de él. Solamente con el paso del tiempo el nuevo germen sale de la vieja cáscara, y la nueva corriente encuentra su forma y lenguaje propios.
Esperar de una oposición al socialismo científico, que exprese claramente, desde los primeros momentos y hasta las últimas consecuencias, su esencia rechazando abierta y tajantemente los fundamento s teóricos de la socialdemocracia equivale a minusvalorar el poder del socialismo científico. Quien quiera pasar hoy por socialista y al mismo tiempo busque declarar la guerra a la doctrina marxista, el más genial producto del espíritu humano en este siglo, debe comenzar con un homenaje inconsciente al propio marxismo: confesándose discípulo de la doctrina, para buscar en ella puntos de apoyo para atacarla, al tiempo que presenta sus ataques como un nuevo desarrollo del marxismo. Por este motivo, es una necesidad urgente que amplias capas del proletariado industrial de nuestro partido identifiquen la esencia de la teoría de Bernstein, sin dejarse engañar por las formas exteriores.
No hay insulto más grosero o calumnia más infame contra la clase obrera que la afirmación de que las controversias teóricas son sólo una cuestión para "académicos". Ya Lassalle dijo que únicamente cuando la ciencia y los trabajadores, esos polos opuestos de la sociedad, lleguen a ser uno destruirán entre sus potentes brazos todos los obstáculos a la cultura. Toda la fuerza del movimiento obrero moderno descansa sobre el conocimiento teórico.
Este conocimiento teórico es doblemente importante para los obreros en el caso que nos ocupa porque precisamente se trata de ellos mismos y de su influencia en el movimiento; es su cabeza a la que se pone precio en esta ocasión. La corriente oportunista en el partido, formulada teóricamente por Bernstein, no es otra cosa que un intento inconsciente de garantizar la preponderancia de los elementos pequeño-burgueses que se han unido al partido, esto es, amoldar la política y los objetivos del partido al espíritu pequeño-burgués. La cuestión de reforma o revolución, del movimiento o el objetivo último, es básicamente la cuestión del carácter pequeño-burgués o proletario del movimiento obrero.
Por este motivo, es de interés para la base proletaria del partido ocuparse, con la mayor dedicación y profundidad, de la controversia teórica actual con el oportunismo. Mientras el conocimiento teórico siga siendo el privilegio de un puñado de "académicos", el partido correrá el riesgo de extraviarse. Únicamente cuando las amplias masas trabajadoras empuñen el arma afilada y eficaz del socialismo científico habrán naufragado todas las inclinaciones pequeño-burguesas, todas las corrientes oportunistas. Entonces será cuando el movimiento se asiente sobre bases firmes. "La cantidad lo conseguirá".
Por cuánto me sale:
- Público:
Ediciones: Toda España excepto Asturias y Canarias
Fecha: Sábado, 28 de Enero de 2012
Precio: Libro (2,95) + Periódico (1,20) = 4,15 euros
Colección: Voces Críticas II
Entrega: 2
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